La rica historia de la moda de México está recibiendo atención internacional por primera vez en mucho tiempo. Las historias que se cuentan a través de los tejidos, los bordados, las joyas y la espléndida sastrería no sólo son una fuente de inspiración para los diseñadores, sino también un socio con el cuál colaborar.
Vimos una colaboración muy exitosa en la colección Crucero 2023 de Dior diseñada por Maria Grazia presentada en la Ciudad de México.
Lee más sobre esta colección, su inspiración en Frida Kahlo y su simbolismo feminista aquí.
Más recientemente, vimos otro capítulo emocionante en la historia de la moda de México. Uno que reunió a artesanos, artistas, fabricantes de joyas y diseñadores de moda para crear una colaboración, dejando atrás los días de apropiación para entablar una colaboración.
Carolina Herrera presentó una colección cápsula en el Museo Anahuacalli en San Ángel, Ciudad de México. La colección estaba inspirada en los atardeceres mexicanos.
El editor de Political Fashion, Javier Luna, habló con el equipo de algunos de los colaboradores clave. Bibiana, hija de María de Los Ángeles, habló sobre el trabajo, las habilidades, el tiempo y la historia detrás de sus bordados y cómo surgió la colaboración con Carolina Herrera.
La primera lengua de María de Los Ángeles es el otomí, y su hija Bibiana la ayuda a conectarse con la prensa y el mundo digital y fue fundamental en la comunicación entre María de Los Ángeles y el equipo de Carolina Herrera.
Para Bibiana y su familia, el bordado es su forma de ver la vida. Crecieron y aprendieron a bordar al mismo tiempo que aprendieron a caminar y hablar. Es una habilidad que aprenden de una generación a otra.
Las técnicas de bordado no han cambiado significativamente con el paso del tiempo: es la atención al detalle y la artesanía lo que hace que estos bordados sean tan especiales. Pero los motivos y diseños de la ropa sí han cambiado.
“En el pasado, los bordados solían contar historias completas. La historia de alguien que se casaba, alguien que nacía, una niña que se convertía en mujer o un granjero que cosecha sus cultivos”, recuerda Bibiana. “Hoy en día, vemos más bordados inspirados en la naturaleza y con las formas de la naturaleza, porque esto es lo que a las generaciones más jóvenes les interesa más ver y usar”. Cada bordador tiene su interpretación de los motivos que está bordando, y hay un elemento de autenticidad que acompaña a cada prenda. Incluso después de bordar el mismo diseño con la misma paleta de colores, ciertos elementos hacen que cada pieza de ropa sea distinta y única. Estas son características importantes que la familia Hernández valora.
Un aspecto fascinante de estos bordados es la variedad de combinaciones de colores, que parecen escogidas con un sexto sentido o una intuición generacional. Cuando Javier Luna preguntó sobre el proceso de selección de colores, dado lo difícil que es para muchos diseñadores trabajar con el color, Bibiana respondió:
"Si estoy triste, voy a elegir colores que desde mi punto de vista expresan tristeza. Pero muchas veces, los colores no son los que uno espera. Por ejemplo, puedo usar un rojo vibrante cuando estoy triste, un rojo vibrante que diga 'estoy aquí, mírame porque quiero que me vean'.
No todas las bordadoras utilizan la misma combinación de colores ni bajo el mismo motivo, pues cada persona interpreta los colores a su manera. De igual forma, su hermana Laura, comparte que nunca hay una réplica ni dos piezas idénticas, pues la narración, las emociones y la artesanía son esenciales para mantener la singularidad y tradición de cada prenda.
La familia Hernández afirma que existe un interés de los clientes por piezas más monocromáticas que exploren una amplia gama de azules, rojos o verdes. Estas peticiones les han permitido dejar de lado su práctica de juntar un color claro después de uno oscuro. Sin embargo, los clientes jóvenes y los clientes internacionales están teniendo una respuesta muy positiva a estos cambios sutiles en los bordados.
Además, ahora existe una amplia variedad de telas en las que los clientes piden que se borden sus prendas: mezclilla, gasa, algodones y, lo más popular, velos de novia. Estas demandas emergentes no sólo permiten que el negocio se sostenga y prevalezca, sino que también muestran cómo una tradición puede evolucionar con una artesanía notable trabajando con telas delicadas como la gasa o el tul.
¿Cómo se conocieron Carolina Herrera y María de los Ángeles?
La antigua residencia presidencial en México conocida popularmente cómo Los Pinos, ahora se utiliza cómo un espacio que una vez al año reúne a artesanos, creadores y pequeños negocios de diferentes partes de México para ganar visibilidad entre personas de todos los orígenes.
Así fue como el trabajo de María de los Ángeles llamó la atención del equipo de Carolina Herrera. Pero fue a través de las comunicaciones con la Secretaria de Cultura Marina Nuñez Bespalova, y con llamadas virtuales por Zoom que se dieron muchas conversaciones creativas y logísticas. Bibiana enfatiza que todo el proceso fue completamente colaborativo donde los equipos creativos hablaron entre sí para trabajar y construir algo juntos.
Dadas las limitaciones de tiempo para la producción de la colección, hubo muchas manos involucradas en el bordado. El “grupo interdisciplinario” como le gusta llamarlo a Bibiana, involucra a su familia y un círculo cerrado para la artesanía, la distribución, la logística y las ventas. Bibiana comparte que el proceso fue titánico, con noches de insomnio mientras el reloj avanzaba y la fecha límite para entregar las prendas se acercaba rápidamente.
La experiencia del desfile fue muy especial para María de Los Ángeles, recuerda Bibiana. Las prendas bordadas que llevaba ese día hablaban por sí solas y ella era una estrella reconocida y celebrada por todos en su desfile.
Al preguntarles sobre el reconocimiento y la atención después del desfile, la familia Hernández reconoce que las ventas no han aumentado significativamente y que, lejos de las menciones en redes sociales y algunos reconocimientos locales, les gustaría ver su negocio verdaderamente posicionado como una empresa familiar reconocida.
Chamarra bordada por la familia Hernández en Hidalgo, México, para el desfile de Carolina Herrera. Imagen cortesía de Carolina Herrera.
“Una de las principales barreras entre los artesanos y las empresas es el acceso digital”, afirma Bibiana. En un mundo de la moda en el que las colecciones de fabricación industrial se elaboran a diario, se envían al extranjero y se actualizan tan rápido en un sitio web que está disponible en línea, es un desafío obtener esta visibilidad y tracción. Aun así, la familia Hernández está evolucionando y dando vueltas a sus visiones creativas, con bordados y accesorios monocromáticos que atraen a personas de diferentes edades y géneros.
La familia Hernández vive en la comunidad de El Nanthe en Tenango, Hidalgo.